gestión responsable de compras

¿Te cuesta llegar a final de mes? ¿Tienes una gran cantidad de cosas que no necesitas y cada cierto tiempo tienes que tirarlas? ¿Compras alimentos que se terminan poniendo malos antes de que decidas consumirlos? Es evidente que necesitas aprender a hacer una gestión responsable de tus compras. Pero no solo tú, la mayoría de los españoles tenemos una tarea pendiente con nuestra relación con el consumo.

El consumo es necesario para el funcionamiento económico

Si trabajas en sectores como el publicitario o el financiero, no te sonará extraño que te digamos que la economía capitalista actual se sustenta en el consumo. Si es la primera vez que te topas con esta información, efectivamente, para que haya actividad económica se necesitan compradores y vendedores. Se requiere una actividad que haga que el dinero circule constantemente y se reparta. Y en el centro de todo este escenario está en consumidor, quien hace posible que la economía se mantenga en movimiento.

Sin embargo, el consumo, pese a ser necesario, debe darse dentro de un marco determinado para que pueda ser considerado responsable. El dinero debe salir de nuestros bolsillos en función de nuestras posibilidades. Es decir, debemos aprender a gestionar nuestro dinero. En cambio, no recibimos formación elemental sobre esto durante el tiempo que nos educan tempranamente. Esto hace que cuando alcancemos la independencia económica nos cueste coger el equilibrio y que las finanzas de muchas personas sean un verdadero desastre.

Llegado un punto en nuestras vidas es importante comprender que tiene que haber una relación muy armoniosa entre nuestra economía y el consumo. Nos parece un tema muy interesante que abordar y con el que muchas personas se sentirán identificadas. Este es un manual de buenas prácticas para hacer una gestión responsable de tus compras, lo que te permitirá respetar tu economía y hacer un consumo con conciencia.

Mira a tu alrededor, ¿realmente necesitas todo lo que tienes?

Te proponemos un ejercicio. Echa un vistazo a tu alrededor. ¿Qué ves? ¿Hay algo que no te gusta del todo o que está ahí desde hace tiempo, pero que no usas? Si no te atreves a tirarlo directamente, coge una hoja y apúntalo.

Puede que estés en la oficina cuando hagas el ejercicio o en un lugar donde lo tengas demasiado fácil porque todo lo que tengas a la vista sean cosas que realmente utilizas con frecuencia y que están ahí por cuestiones prácticas. Si es tu caso, métete dentro de tu armario o de tu zapatera. ¿Realmente usas todos los zapatos o toda la ropa que tienes?

Seguramente durante el ejercicio anterior habrás descubierto que hay muchas cosas que no usas. Y seguro que si buscas bien encontrarás más: mantas, toallas, bolsos, etc. Si has anotado todo, te darás cuenta de varias cosas. Hay muchos objetos de los que no necesitas comprar más cantidad.

Si pudiste observar el derroche que solemos cometer, ahora, la próxima vez que tengas la tentación de comprarte algo te será más sencillo pensar antes si, realmente, realmente, te hace falta o terminará perdido en algún cajón.

Termina todos tus productos antes de comprar otros

¿Eres de esas personas que no termina un bote de crema hidratante y compra otro? Esto es una forma terrible de derrochar y, además, de ocupar espacio. Al final lo que termina sucediendo es que estos productos que no acabamos quedan en el olvido y cuando nos acordamos de ellos ya están deteriorados y no es posible usarlos. Por ende, terminan en la basura.

Lo de los perfumes es similar. Son intensos y se tarda bastante en gastarlos. Pero su fragancia puede aburrirnos pronto, quizás, al llevar un tercio del bote consumido. ¿Qué hacemos? Lo apartamos y compramos otro nuevo. A lo largo de la vida, una persona puede llegar a tener muchos perfumes y raras son las que los gastan totalmente. Si te aburres de los perfumes puedes probar a comprarlos en versiones mucho más pequeñas o en cremas, por ejemplo. Puedes vender los botes que no uses a buen precio en plataformas de segunda mano o regalarlo a alguien que sepas que lo va a usar de verdad.

Aplica esta misma filosofía al resto de cosas: gasta totalmente tus playeras y no compres unas nuevas hasta que no sea el momento. Procura estropear tus cosas o dejar que ya queden obsoletas antes de comprar otras nuevas.

Compra SOLO lo que vayas a consumir

Lo de la comida es bastante más preocupante. Se nos va mucho dinero en comida que termina en el cubo de la basura. Mal para el medio ambiente. Mal para tu economía. Mal para todos.

Para afrontar el reto y comprar solo aquello que necesitas en el supermercado apúntate este consejo: no vayas con hambre. De hecho, si puedes ir después de haber comido y quedarte saciado, mejor. Así será más difícil que caigas en tentaciones y compres cosas que no necesitas.

Prepara tu menú semanal o quincenal con antelación y compra lo justo y necesario para hacerlo. Cíñete a esas comidas y ahorrarás un montón de dinero. Además, evitando el desperdicio.

Sé más ecológico

En general, se puede decir que todo lo que es malo para el medio ambiente es malo para tu economía. Todo aquello que es ecológico es bueno para tu bolsillo. Hay hasta seguros ecológicos.

¿Sabías que existen unas nueces de lavado que te permiten lavar tu ropa durante al menos tres años sin detergente ni suavizante? Cuestan alrededor de 23€. Haz cálculos y verás lo que eres capaz de ahorrar durante la vida útil de estas bolas. Y todo ello sin dañar el medio ambiente y protegiendo la salud de tus textiles.

¿Has oído hablar de los filtradores de agua? Son una solución para evitar que tengas que comprar botellas de agua y puedas beber la del grifo habiéndola filtrado previamente. Échale un vistazo a este post con varios productos ecológicos y ahorra adoptando medidas eco.  

¿No se puede arreglar?

Sobre esto no hay mucho que hablar. Toca valorar, antes de tirar cualquier cosa, si no sale más barato arreglar lo que ya tenemos. Ahorramos, hacemos un consumo responsable y protegemos el medio ambiente reduciendo la emisión de desperdicios.

Si sigues estos consejos estarás haciendo una gestión responsable de tus compras y, por tanto, un consumo consciente y adecuado a tu economía y a tus verdaderas necesidades. Con lo que logres ahorrar, puedes irte de vacaciones o realizar alguno de esos grandes proyectos que siempre has querido hacer y que, por falta de presupuesto, has dejado de lado.