Intoxicación por monóxido

Todos los años en invierno aumenta el número de personas que sufren una intoxicación por monóxido de carbono. La muerte dulce es como se conoce precisamente porque no avisa y no hay forma de percibirla. De ahí la importancia de mantenerse en alerta para, en primer lugar, prevenir y si ocurre, saber actuar con inmediatez.

Uno de los primeros consejos del Centro de Emergencia 112 reside en prestar atención al brasero, especialmente si es de cisco, un tipo de carbón vegetal de larga combustión. En este caso hay que extremar las precauciones por el monóxido de carbono que desprende y por la posibilidad de que arda al estar próximo a las faldillas de la mesa.

Siempre hay que mantener conductos de ventilación despejados, sin taparlos aunque sea por la noche porque en caso de fuga, el gas tiene que encontrar un conducto por donde salir. Del mismo modo, si se está dentro de un vehículo mucho tiempo, hay que apagar el motor y conviene bajar un poco la ventanilla para garantizar que entre el oxígeno. Tampoco es aconsejable estar dentro del coche con la calefacción encendida.

Para evitar cualquier problema con la instalación de gas es muy importante mantener la caldera en perfecto estado, sometiéndola a revisiones periódicas por parte de profesionales cualificados. Cuando el aparato está en funcionamiento hay que comprobar el color de la llama: cuanto más azul sea, más perfecta es la combustión.

¿Cómo puedo notar que me estoy intoxicando por monóxido de carbono?

Aunque el monóxido de carbono es un gas que no emite olor, ni sabor; hay ciertos síntomas que nos ponen en alerta:

  • La inhalación de monóxido en gran cantidad y de manera rápida provoca la pérdida de conocimiento y parálisis respiratoria.
  • La inhalación lenta y en menor concentración provoca cansancio, dolor de cabeza, adormecimiento, mareos, náuseas, debilidad, vómitos, dolor de pecho y confusión.

En la mayoría de los casos que se registran, el origen del gas se encuentra en calefacciones que funcionan con combustible vegetal, como el carbón, el cisco y la leña. De cualquier manera, siempre hay que extremar las precauciones, asegurándonos que hay ventilación suficiente y que esta esté despejada. Y, ante cualquier síntoma es mejor ponerlo en conocimiento de los servicios de emergencia.