cláusulas en los seguros

El sector de los seguros es bastante peculiar porque se trata de un negocio que se sustenta sobre la probabilidad y en el que las distintas compañías pueden tener diversos criterios. ¿Significa esto que cada una puede hacer lo que le parezca más conveniente? Claro que no. Por el contrario, para proporcionar orden y estabilidad a un negocio tan abstracto en ocasiones, nace la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones y la Ley General del Seguro. Ambos definen el campo de acción de las compañías y también las cláusulas que pueden ser usadas en los contratos, entre otras cosas.

Los seguros, sean del tipo que sean, están llenos de condicionantes: habrá X compensación si se produce el siniestro Y. Pero si Y coincide, además, con la condición Z, la indemnización o el resultado sobre el asegurado o beneficiario será P. Esta es una forma clara de entender que dentro de un seguro pueden jugar un papel clave decenas de variables que, a su vez, pueden coincidir con otras para dar resultados diferentes.

Seguro que al leer esto también estás dándote cuenta de lo compleja que puede resultar una póliza, pero la buena noticia es que sobre el papel todo está más claro, especialmente si cuentas con la ayuda de un profesional en tu correduría de seguros de confianza.

Para poder poner en orden todas las variables que pueden darse y que están reflejadas en el contrato de seguro, la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones establece determinadas reglas relativas a las cláusulas. Existen tres tipos de estas principalmente que debemos conocer: las cláusulas limitativas, las cláusulas delimitativas y las cláusulas oscuras.

Las cláusulas delimitativas

Las cláusulas delimitativas son aquellas que ponen límites a lo asegurado, es decir, aquellas que definen el riesgo que se asegura y el riesgo que asume el asegurador.

Las cláusulas delimitativas de un seguro de coche indican que el riesgo asegurado es el accidente de automóvil y no de moto, de bicicleta, de camión o de cualquier otro vehículo. De hecho, nuestro seguro del automóvil solo cubre al vehículo que está reflejado en la póliza y no a nosotros en cuanto conduzcamos algún otro. Es decir, las cláusulas delimitativas ‘delimitan’ el riesgo que se asegura y definen los límites de lo asegurado.

Las cláusulas limitativas

Las cláusulas limitativas son aquellas que ‘limitan’ los derechos de los asegurados respecto a la indemnización cuando se ha producido el siniestro.

Sigamos el ejemplo del seguro de automóvil (aunque pongamos como ejemplo al seguro de coches, estas cláusulas se dan en cualquier tipo de seguro) para verlo más claramente:

Las cláusulas delimitativas establecen que si tengo un seguro a todo riesgo con mi vehículo y tengo un accidente en el que yo soy culpable, estaré protegido. Ahora bien, llegado el momento del siniestro, si doy positivo en el test de alcoholemia y se demuestra que conducía bajo los efectos del alcohol en el momento del mismo, las cláusulas limitativas podrían establecer que no tengo derecho a la indemnización por haber infringido esta norma de circulación.

Las cláusulas limitativas son las que más conflictos suelen generar a la hora de interpretar y de hacer uso de los seguros, razón por la que la Ley de Contrato de Seguro establece una serie de normas para su uso:

  • Las cláusulas limitativas deben redactarse de manera clara, tanto a nivel gramatical como de contenido.
  • Deberán ser destacadas de un modo especial.
  • Estas cláusulas deben ser aceptadas expresamente por escrito.

Veámoslo con detalle:

Las cláusulas limitativas deben redactarse de forma clara, lo que quiere decir que no pueden estar en el contrato en letra pequeña y que no pueden ofrecerse obstáculos de ningún tipo para su lectura. Por esta razón, tampoco pueden usarse los tecnicismos o palabras que sean de difícil comprensión. Todo debe estar expuesto con claridad y sencillez.

Aparte de esto, la Ley del Contrato de Seguro obliga a las compañías a destacar de manera especial estas cláusulas en los seguros de forma que no pasen desapercibidas para el usuario. Pueden estar marcadas en negrita o puede usarse cualquier otra herramienta que sirva para hacerlas más visibles y que apoyen la primera regla de claridad.

Para que estas cláusulas limitativas sean válidas, deben estar aceptadas por escrito haciendo mención a que se reconoce por parte del usuario haber leído las mismas y aceptarlas mediante la rúbrica.

Las cláusulas oscuras

Las cláusulas oscuras son aquellas que limitan, condicionan o impiden que una garantía surta efecto para el beneficiario pero que su redacción no deja clara su intencionalidad sino que se presta a distintas interpretaciones.

Veamos esto también con un ejemplo práctico:

Imagina que tienes un accidente de coche y hablas con tu compañía aseguradora pero esta no acepta a trámite el siniestro comunicándote que no tienes cobertura por el mismo debido a una limitación de las cláusulas en tu póliza. Al consultar la cláusula que establece este límite por el que ahora te comunican que no puedes recibir la indemnización con la que creías estar protegido te das cuenta de que no está clara y que se puede interpretar de varias maneras. Esto es una cláusula oscura y la situación expuesta a modo de ejemplo es más habitual de lo que pudiéramos pensar.

La interpretación de una cláusula oscura no debería favorecer nunca a la parte que ha causado esta confusión que es la compañía aseguradora. Por tanto, a la hora de mediar legalmente en un caso de este tipo, la interpretación final que se extrae de la cláusula oscura es la que resulta más beneficiosa para el asegurado. De esta manera se protegen los derechos de los consumidores de las malas prácticas de las que puedan hacer uso las compañías aseguradoras.

En algunos casos y dependiendo de los riesgos asegurados, se puede lograr la nulidad de las cláusulas concretas sin que esto afecte a la totalidad del contenido del seguro.

Conocer estos tres tipos de cláusulas es muy importante para poder interpretar y utilizar correctamente las posibilidades de nuestros seguros. Recuerda que todo esto es mucho más sencillo si contamos con la ayuda de un profesional que esté de nuestro lado, por ello, apoyarnos en corredores de seguros con experiencia como los de Seguros Nogal es una decisión muy acertada y económica.